R. Díaz Maderuelo - J. M. García Campillo - C. G. Wagner - L. A. Ruiz Cabrero - V. Peña Romo - P. González Gutiérrez

Arqueología del Tofet

Carlos G. Wagner - L.A. Ruiz Cabrero

El paisaje arqueológico del tofet es muy característico. Constituye un recinto a cielo abierto pero delimitado por muros que alberga sucesivos estratos de urnas de cerámica que contienen las incineraciones, acompañadas de monumentos como son los cipos y las estelas. Su ubicación resulta canónica y topográficamente estable en el conjunto de la ciudad (Bondi, 1979; Moscati, 1991: 107), próximo a la muralla, en ocasiones pegado a ella, y no resultando modificado por ulteriores construcciones.

En una lectura de tipo institucional podríamos decir con Ribichini y Xella (1994: 31) que constituye un espacio público destinado a deposiciones privadas, lo que se observa por el carácter individual de la ofrenda de acuerdo a las inscripciones de las estelas. En cualquier caso conviene tener presente que estas, a diferencia de las urnas, no constituyen un elemento esencial del tofet, en el que aparecen en el transcurso del siglo VI a. C. (Amadasi Guzzo, 1986: 192).

En ninguno de estos espacios sagrados excavados hasta el momento han aparecido vestigios de la estatua broncínea ni de la fosa que mencionan las fuentes literarias antiguas. Si hay, sin embargo, restos de pequeñas construcciones (sacello) en Motia, Sulcis y Monte Sirai.

Allí donde se han efectuado exámenes fiables el resultado ha sido coincidente. Una proporción muy elevada de las urnas contiene restos de niños de muy corta edad, entre un mes y un año de edad dental, siendo imposible por ahora averiguar su sexo (Stager,1980: 4). Un tanto por ciento reducido contiene restos de niños de más edad, hasta tres años y también hay una proporción variable, según los estratos, de urnas que sólo contienen restos de pequeños animalillos, lo que se ha interpretado generalmente como sacrificios de sustitución. Los análisis de los restos de las incineraciones infantiles sugieren que las pequeñas víctimas llegaban ya muertas o narcotizadas a la pira (Benichou-Safar, 1988: 60), lo que contrasta con la imagen, ya difundida por algunos autores en la Antigüedad de los címbalos y flautas destinados a tapar los llantos y gritos de los sacrificados. Lo que si han aparecido son unas máscaras de terracota de expresión "grotesca" a las que se les atribuye un valor apotropaico y que algunos autores (Garbini, 1975) han creído que ocultaban el rostro de las pequeñas víctimas durante la incineración.

De las recientes investigaciones en el tofet de Cartago (Stager, 1980 y 1982; Stager y Wolff, 1984) procede una constatación de no poco interés: de acuerdo con los análisis efectuados, las urnas mas antiguas suelen contener los restos de víctimas infantiles de muy corta edad (neonatos) y se da un porcentaje elevado (uno de cada tres) de "sacrificios de sustitución", mientras que las más tardías contienen en mayor abundancia los restos de niños de más edad y el porcentaje de sustituciones es mucho más escaso (uno de cada diez). Otro tanto parece que puede decirse respecto del tofet de Tharros (Moscati, 1987: 5; Ribichini, 1990: 56) y del de Motia (Ribichini y Xella, 1994: 81 ss).

Tales contrastes han sido puestos en relación por Lipinski (1988) con las variaciones que se pueden observar en el formulario epigráfico del molk entre el empleo del verbo yaton en las inscripciones más antiguas y el del verbo nador que se generaliza a partir del siglo V a.C., tanto en Cartago como en Motia (Amadasi Guzzo, 1986: 194). Dicho autor subraya que una similar disparidad se da en los textos bíblicos que se refieren al sacrificio de primogénitos y aquellos otros que aluden más concretamente al molk. Según él cabría interpretar todas estas variaciones de acuerdo con una evolución en las prácticas rituales asociadas al tofet. Así, en los tiempos más antiguos se daría un predominio de la ofrenda de primogénitos junto con un elevado número de sacrificios de sustitución. Posteriormente, y a consecuencia de presiones de índole demográfica, el molk como forma de infanticidio ritualizado alcanzaría una mayor incidencia mientras las sustituciones disminuían drásticamente. Resulta interesante observar que existía la creencia en Oriente, avalada probablemente por la dificultad de los primeros partos como consecuencia de la temprana edad en que las jóvenes accedían al matrimonio, de que los primeros nacidos eran débiles (Lipinski, 1988: 161 ; 1988-90: 240).


CARTAGO:

Los primeros facultativos consultados se negaron a reconocer en los restos calcinados osamentas infantiles, y prefirieron ver en ellos restos de cabra, de cordero, de perro, e ¡incluso de mono!.

ANTHONY, R., "A propos des ossements du sanctuaire de Tanit à Carthage", 1924

BENICHOU-SAFAR, H., "Sur l'incineration des enfants aux tophets de Carthage et de Sousse", 1988

Urnas cinerarias de las investigaciones de Kelsey (6) y Lepeyre (5).
[M. Durigon, médecin légiste anatomopathologiste en el hospital de Garches]
Descripción: le rocher, la falange o el arco neural; el omoplato y la tibia son frecuentementae destruídos. [p. 59]
Cremaciones dentro de las mismas condiciones y las mismas posiciones. [p. 60]
116 un cuerpo 75% de los casos
31 dos cuerpos 20% de los casos
6 tres cuerpos 4 % de los casos
1 cuatro cuerpos 1 % de los casos
Si puede tratarse de deposiciones de uno o más individuos en una urna, cual era la posición en la pira. [p. 66] Un niño pequeño boca arriba, en contacto directo con las ramas, o tal vez aislado de ellas mediante un cesto o algo similar. Va vestido o envuelto en una tela sujeta con alfileres.

La posición del cuerpo al ser incinerado atendía mejor a una víctima ya muerta. [p. 66-67] Si está vivo sus miembros han sido trabados porque no se mueve.

"Antes de que empiece el proceso de cremación, a veces después, se deposita al lado del niño una parte o la totalidad de un animal recién nacido. No se atiza el fuego, sino que se orea para asegurar al combustión del conjunto. Cuando se considera que la calcinación es suficiente, se apagan las ascuas con un puñado de tierra o de arena. Pero justo antes se acaba de depositar en la pira un pequeño animal salvaje -un gorrión, una lagartija, un roedor o batracio-, pero por lo general su esqueleto no ha tenido tiempo de sucumbir a las llamas. Llega el momento de llenar las urnas. Si es necesario, cenizas y brasas se enfrían y apagan con agua y, tras haber retirado el máximo de combustible, se vierten en la urna. Los huesos demasiado largos si es preciso se parten; luego, encima de las cenizas se dejan caer algunas joyas, collares de perlas y sobre todo amuletos, y después se cierra la urna con un plato vuelto o con una tapa de arcilla".

COURTEVILLE, G., Diagnostic différentiel entre les os longs du nouveau-né humain et ceux de certains animaux jeunes après incinération, Lille, 1949

Restos de corderos y cabritos recien nacidos. [p. 52]

MULLER, M.; DEPREUX, R.; MULLER, P et FONTAINE, M., "Recherches anthropologiques sur les ossements retrouvés dans des urnes puniques", Lille, 1952

75 urnas (44 de Cartago y 31 de Sousse)
"La tradición nos da la certidumbre que se ofrecieron a las divinidades tanto sacrificios humanos como de animales".
La muestra se solapa con la de Rohn.
Cuatro tipos:
huesos humanos y de animales mezclados (38 urnas)
huesos humanos (32 urnas)
huesos de animales (2 urnas)
cenizas (3 urnas)
Parecen haber contenido 95 sujetos. Edad: 65 habían llegado al final de la vida intrauterina pero prácticamente no la habían rebasado; 17 un poco más allá del nacimiento aunque menos de dos meses; 1 sólo feto; 12 de edad indeterminada.
Algunas urnas tienen restos de más de un individuo.

PALLARY, P., "Note sur les urnes funéraires trouvées à Salammbô", 1922

Los restos animales del nivel A eran mayores a los del nivel C.
La capa más antigua dominaban los huesos de cabras y que el niño de más edad no tenía más de cuatro o cinco meses.
En la siguiente capa un niño de unos doce años, cuyo colmillo de reemplazamiento estaba aún en el alveolo; "un esclavo negro ofrecido para redimir a un recien nacido".
80 urnas: huesos de niños con algunos de ovejas, cabrito y pájaros.
Conclusión: fortísima proporción de recién nacidos, sobre todo en época arcaica, y una disminución de los huesos animales con el paso del tiempo. Agravación del rito de sacrificio en los siglos IV y III.

RICHARD, P., Etudes médico-legales des urnes sacrificielles puniques et de leur contenu, Lille, 1961

180 urnas datadas s. VII al II, (42 de Cartago y 138 de Sousse). [p. 109]
147 urnas contenían restos humanos.
Crecimiento con el paso del tiempo de las urnas con deposiciones de animales frente a las urnas con deposiciones humanas. [p. 106 ss.]
80% de los huesos recogidos entro de las urnas cinerarias del tofet "étaient ceux d'enfants qui n'avanient pass atteint ou dépassé la naissance, tandis que les 20% restants étaient ceux d'enfants très jeunes dont quelques-uns seulement avaient atteint trois ou quatre ans". [p. 115-116] (restos de fetos apenas nacidos, niños de pocos meses con mínimas excepciones, cuatro casos entre los 2 y 3 años)
El material púnico de Susa modificó el reparto tipológico propuesto en 1952: las urnas conteniendo restos humanos pasaron de 32 a 88; restos humanos y animales aumentaron menos de 38 a 59.
88 restos humanos
29 restos animales
59 restos animales y humanos
Ausencia de una seriación cronológica fiable.
4 niños entre 2 y 3 años.
Aumento progresivo de restos animales.
"Alrededor del 5% de los niños ofrecidos a Tanit no habían alcanzado el término de los nueve meses de vida intrauterina, pero sobrevivieron el tiempo suficiente para poder ser sacrificados".

ROHN, P., Determination de l'âge des enfants incinérés à Carthage et à Sousse, Lille, 1950

113 urnas (32 de Cartago y 31 de Sousse)
Métodos: observaciones antropométricas, un estudio histológico de los pocos huesos largos conservados, el examen de los órganos dentarios y de las cubiertas de dentina, así como el estudio de la osificación.
"Si demostrásemos que estos huesos humanos pertenecen a sujetos cuya edad varía entre los cinco meses de vida intrauterina a unas pocas semanas después del nacimiento, haríamos de Susa y Cartago, en los santuarios de Tanit y en su entorno, simples necrópolis reservadas a cadáveres de niños, de fetos, o de recién nacidos, cadáveres incinerados antes de la inhumación. Sería sostener algo que va en contra de todo lo que se ha venido sosteniendo sobre este asunto; es fácil ver con qué prudencia hay que avanzar por el camino de las conclusiones". [p. 25]
El sujeto de mayor edad no debía de haber pasado la séptima semana después del nacimiento.

STAGER, L.E., "The Rite of Child Sacrifice", 1980
"Carthage: A View from the Tophet", 1982

Contenido urnas: huesos calcinados de humanos o animales; ofrendas de amuletos y cuentas una vez ensartados como collares. [p. 4]
Sellado: arcilla roja o amarilla y tapadas con cuencos invertidos o tapas en forma de plato. [p. 4]
Restos: gran porcentage de cartilago que es destruido durante la cremación. Sólo los huesos más completamente osificados sobreviven (huesos temporales, fragmentos craneales, huesos largos, y falanges). Los dientes son los más resistentes al calor y proporcionan los más importantes criterios para determinar la edad aproximada de los restos óseos. Se denota un esfuerzo por recoger los restos de la pira los restos de uno o dos individuos y depositarlos en una urna. [p. 4]. Si no hay deposiciones dobles, para recoger un resto de uno anterior entonces mismo día.
Cronología firme.

[SCHWARTZ, J.H., "The Sacrificed Remains from the Tophet, Carthage", Stager, L.E. (ed.), Carthage Excavations, 1976-1977: Punic Project, Second Interim Report]
130 urnas estudiadas por el Dr. Jeffrey Schwartz. 50 urnas pertenecen al último Grupo B (s.IV) y 80 al temprano Grupo A (principalmente s. VII).

Sobre 400 recogidas. Estimaciones: unas 20.000 urnas para el período 400-200: unas 100 urnas por año, 1 cada tres días.
Grupo B una mayor proporción de restos humanos sobre animales: 9 a 1. Aproximadamente 68% (30) de las urnas con restos humanos una sola deposición, entre la edad de 1 a 3 años. Prematuros o recien nacidos 30% de las deposiciones simples. 32% del total de las urnas con 2 o 3 deposiciones. En el último caso dos eran mellizos (prematuros o neonatos) y otro más mayor, 2 o 4 años. [p. 4-5]

Comparación de restos humanos y animales del recinto de Cartago, por porcentaje y nº de urnas
Humano Animal Humano+Animal Total
% Urnas % Urnas % Urnas
Grupo A:
s. VII-VI 62.5 50 30 24 7.5 6 80
Grupo B:
s. IV 88 44 10 5 2 1 50

Los restos humanos del Grupo A pertenecen a individuos más jóvenes (prematuros o neonatos). [p. 160]
Los restos animales tienen un mayor porcentage en el Grupo A, contradiciendo los datos de J. Ruchard en favor de la substitución con el paso del tiempo. [p. 160]
"Child Sacrifice at Carthage-Religious Rite or Population Control?", 1984
600 años de utilización. Extensión en el s. IV-III, 54.000 y 64000 pies cuadrados. [p. 32]
Cuando el sexo de las ovejas y los cabritos puede ser atestiguado son machos, la edad es joven. [p. 40]


THARROS:

FEDELE, F., "Antropologia fisica e paleoecologia di Tharros. Nota preliminare sugli scavi del tofet, campagna 1976", 1977

12 urnas: prepodenrante contingente osteológico humano, referible a incinerados de edad infantil o neonatal; un contingente faunístico; campioni di frustuli carboniosi vegetali. [p. 185]
Descripción [p. 185-191]
El material humano se presenta muy alterado por llama o calor y fuertemente desmenuzado, como es conseguido en las incineraciones protohistóricas. [p. 192]
Escala de persistencia al fuego: pars petrosa del temporal; nucleos del arco vertebral; pars lateralis del occipital; diafisi de huesos largos; teca cranica; hues iliache. [p. 192]
Fauna: destaca el perro doméstico THT 76/99; ovicápridos (oveja y cabra). Economía pastoral.
Flora: una sola presencia arbórea de la familia de las Cupulifere (quercus, ostrya, corylus, castanea).

FEDELE, F., "Antropologia fisica e paleoecologia di Tharros. Campagna 1977", 1978

Contenido de urnas incluyendo restos humanos (146+9), no incluyendo restos humanos (6). [p. 77]
Neonatos con grado de combustión variable, sólo 3 casos sobre 146 (2%) de edad superior, entrado en el primer año de vida. Toda urna parece contener un individuo.
1) resto humano sin elementos extraños: 67 (43%)
2) presencia de restos animales (vertebrados): 50 (32%); incluyendo los 9 de presencia incierta: 59 (38%)
3) presencia de restos invertebrados: moluscos marinos 5 (3%), no marinos 9 (6%), corales 1 (0.6%)
4) presencia de carbones: 21 (14%)
5) presencia de piedras: 26 (18%)
6) tracce di manufatti fittili: 5 (3%)
Fauna: ovicápridos (2 casos de cabra adulta). Resto microvertebrados debido a la acción posterior. [p. 78] Invertebrados: lamelibranquios marinos, generalmente íntegros y no combustionados. Una sola concha por cinerario, en 4 casos un Cardium. Moluscos no marinos, gasterópodos con más individuos por urna. Son especies intrusivas.
Relleno de tierra [p. 78]

FEDELE, F., "Antropologia e paleoecologia di Tharros. Ricærche sul tofet (1978) e prima campagna territoriale nel Sinis", 1979

Incineración [p. 72]

Descripción [p. 79-83]
Neonatos, o niños bajo el 6º mes de vida, según las gemas dentarias presentadas (morfogénesis de la corona, calcificación de las raíces, erupción de los ii)
Cerca del 50 % de las urnas incluyen restos no humanos, frecuentemente los restos de un animal por cada urna. Ovicapridos no adultos.
Carbones: 30% olea europaea (¿oleastro?) y en subordinado a Lentisco. [p. 84]
Acerca de la modalidad habitual de cremación: fuegos generalmente al aire libre y directamente posados sobre el terreno, con neoformaciones de agregados a la base; regimen térmico elevado pero no constante; grado de combustión generalmente variable al interior de un mismo evento sacrificial/funerario. [p. 85]
Huesos que quedan: pars petrosa del temporal, los emiarchi vertebrales, y las gemas dentarias. Siguen los diafisi de huesos largos, el hueso neurocraneal de tipo escamoso, las costillas, los segmentos meta- y acropodiali, el ala iliaca.

FEDELE, F., "Antropologia fisica e paleoecologia di Tharros. Ricerche sul tofet (1979) e seconda campagna territoriale nel Sinis", 1980

Animales: huesos de matanza referibles a bovinos. Descripción [p. 90-92]
Consideraziones de poblamiento [p. 97-98]

NISBET, R. "I roghi del tofet di Tharros: uno studio paleobotanico", 1980

Se seleccionaban especies vegetales que se utilizaban. Las mejores representadas son las hierbas de las dunas arenosas, los lentiscos, las encinas y las ramas de olivo (¿silvestre?) y que generalmente han sido recogidas a finales del verano. Cuadro [p. 114]

FEDELE, F., "Tharros: Anthropology of the tophet and paleoecology of a punic town", 1983

170 urnas analizadas, 363 inspeccionadas sobre unas 600 urnas.
Edad: recién nacidos a 6 meses. Sexo y anomalías patológicas no pueden ser determinadas.
50 % de las urnas con restos animales. Frecuentemente un animal (35-40% de las urnas), un ovicáprido inmaduro. Sometido a los mismos efectos de temperatura que la víctima humana, formando parte del mismo ritual. No se ha detectado casos de animales de substitución.
Esporádicamente una concha de la playa (3-5% de las urnas) o un fragmento de un coral (1%) era introducido en la urna deliberadamente. Así como pottery sherds (1-3%) y fragmentos de roca o guijarros de playa (1%). [p. 641]
Según los análisis botánicos: al final el verano. Olivo 100%, seguida de pistacia lentiscus y quercus ilex (roble).
Fases de las deposiciones [p. 643-645]

FEDELE, F. e FOSTER, G.V., "Tharros: ovicaprini sacrificali e rituale del tofet", 1988

960 urnas, disponibles para análisis 770. Estudio cerca de 425 urnas (55% de las urnas útiles). 372 abiertas y vaciadas en laboratorio (39 % del total general y el 88% del campo de estudio) estudiadas por el primer autor.
Urna con restos humanos 53%
Urna con restos humanos y animales 27%
Urna con restos animales 20%
El 80 % de las urnas restos humanos.

La escasa atención en el pasado a la variabilidad del amelogensi dentaria, y más ahora a la contradicción de los tejidos esqueleticos en función de la temperatura de combustión, puede explicar los resultados inconsistentes de análisis antropológicos clásicos (Pallary, Anthony, Richard). A tal errónea derivación puede atribuirse la noción de la frecuencia de fetos entre las víctimas del tofet, enfáticamente contradicha por los datos de Tharros. [p. 32]

Neonatos 95 % de los casos (de 0 a 6 meses, nacidos vivos o muertos). [pp. 32-33] THT 77/112: 5 años y unos 9 meses, asociado a restos craneales de un ovicáprido (parece repetirse en la urna THT 77/181 y THT 77/232).
27 % víctima humana y animal, raramente dos animales. Animal ovicáprido inmaduro, generalmente una oveja (un posible caso de puerco).
20% animal sólo, generalmente en los tiempos más antiguos. El aninal suele estar completo, caso que no ocurre en la situación animal+humano. THP 159 dos animales, dos ovicápridos (un neonato y otro de 1 año que sería la víctima acompañante). Total de 25 urnas.Descripción [p. 34-40]. Por su análisis del 12 de febrero sobre 15 días para la oveja; 29 de enero sobre 10,6 días para la cabra. Tharros al ser ovejas 1 de marzo sobre 25 días los días de sacrificio. [p. 37]. Por los astrágalos 50 días alrededor del 1 de marzo (,oferta anual?).
Sobre 194 casos: 1 H (52%); 2 H (0,5%); 1 A (14%); 2 A (6%); 1 H+1 A (26%); 1 H+2 A (?1%); 2 H+1 A (?0,5%).
La presencia de fetos no es demostrable en Tharros.
Sacrificios de animales primaverales.

TIRO:

SEEDEN, H., "A Tophet in Tyre?, 1991

Contenido: mixtura compuesta de arena de playa, hueso ceniza, hueso y otros materiales orgánicos (caracoles de tierra y conchas marinas). Una vez secado no s puede vaciar. [p. 89-81]
Urna cineraria 1: obtenida de forma directa cuando se vaciaba. Guijarros en la mitad superior; más largos al principio, más pequeños abajo, los muy pequeños en la mitad del relleno. Junto a arena marina. Introducidos junto con y sobre una capa de arena, quizá después de la deposición de los restos quemados. Acción humana anterior al cerramiento. No hay ajuar dentro de la jarra. Sólo dos pequeños guijarros marinos de piedra pómez.
Posteriormente acción natural, sedimentos llevados por el viento o las aguas, soil-farming, y acción de los agentes atmosféricos. Sustancias húmicas, raíces de planatas y micro-moluscos penetraron en las jarras y alteraron sus contenidos [ver Fedele, 1983, pp. 641-642].
Moluscos urna cineraria 1 en proceso de estudio. Bivalbos importados por arena. Terrestres y microgasterópodos (en Tharros igual ambiente costero) [Fedele, 1983, pp. 641; 1979]. Caracoles evidencia de presencia de vida vegetal en el lugar de enterramiento. No se detectan restos vegetales, falta análisis en las cenizas para determinar el fuel usado).
Restos óseos, fragmentados (pequeña cantidad) pesando menos de 200 gr. Relleno arenoso 3 kg.; 7 kg. de polvoriento hueso blanco ceniza con oscuro azuladas manchas pues no todas las partes del hueso habían quemado a un puro blanco. [p. 86]
Urna cineraria 2: porciones de contenido cementado. Fragmentos óseos completamente blancos, ¿adulto?. [p. 81]
Urna cineraria 6: porciones de contenido cementado. Puro blanco y polvorienta ceniza con quebradizos fragmentos óseos. Ceniza apretado relleno al fondo. Base rota debido a la deposición, ¿adulto?. [p. 81]
Urna cineraria 7: jarra doméstica. Más pequeña cantidad de hueso y ceniza ósea con partículas arenosas. Pocos fragmentos óseos, oscuros gris azulado núcleos. [p. 81]
Otras cinco urnas: ceniza (despreciable) y pequeños fragmentos de hueso pegados a las paredes internas menos accesibles. [p. 82]

CONHEENEY, J. & PIPE, A., "Note on Some Cremated Bone from Tyrian Cinerary Urns", 1991

Museum of London Archeology Service.
Creencia de que eran huesos de animales. Análisis: probable hueso humano y solo un fragmento posible animal.
Urna cineraria 1: TT 91.40. Descripción [p.83]. Imposible determinar la edad.
Urna cineraria 2: TT 91.41. Descripción [p. 83]. Blancos, exposición a gran temperatura (8000 ºC) durante tiempo prolongado [Uberlaker, 1984]
TT 91.42. Descripción [p. 83]. Sobre 14 años.
Urna cineraria 6: TT 91.44. Descripción [p. 85], ¿fragmento de oveja?.
Color de todos, salvo TT 91.41, multicolor azul y blanco mezclado, gran temperatura durante la cremación pero no mantenida.
Hueso mal preservado, imposible identificar el modelo de fractura.
No se realizaron análisis histológicos. Restos de pequeños infante. [p. 85].
Pobreza de material, comentarios por tanto bastante tentativos.

La presencia o ausencia de cipos y estelas acompañando a las urnas en los tofets ha sido interpretada de diversas maneras. Recientemente, de acuerdo con una tendencia que niega el carácter cruento del sacrificio molk y convierte a los tofets en una especie de necrópolis infantiles, se afirma que cuando estas aparecen se trata de sacrificios, aunque simbólicos, y cuando no de sepelios, con lo que se pretende resolver, en realidad, la contradicción que supondría su presencia en una necrópolis infantil.

No obstante, un criterio de tipo socioeconómico puede también aplicarse, ya que en los tofets se constatan monumentos más sencillos y otros más elaborados, así como estelas anepígrafas junto con otras que presentan una breve fórmula ritual y las que incluyen la profesión u oficio de los oferentes y largas genealogías. La idea de que las más antiguas podían haber llevado una inscripción pintada que ha desaparecido con el tiempo, ha de ser tomada con cautela.

En Motia (Sicilia), por ejemplo, de cerca de un millar de ejemplares conocidos, únicamente cuarenta tienen una inscripción, la mayor de las veces formularia (Amadasi Guzzo, 1986: 193). Por otra parte, es bastante probable que muchos de estos monumentos hayan sido removidos, desde la misma Antiguedad, de los lugares en que fueron colocadas (Lipinski, 1988: 163-4),1o que obliga a ser extremadamente cauto en todas estas apreciaciones.